El domingo pasado se celebraron en la República Argentina las elecciones para presidente y otros cargos.
Por mi parte cada vez que se produce este evento lo vivo como una luz de esperanza para que se produzca un milagro, un cambio en un país que desde que tengo uso de razón ha sido manipuleado para beneficio de la clase política y nunca para su pueblo.
Uno ante los comicios, evalúa las diferentes propuestas, aunque ya son todas caras conocidas trata de elegir lo mejor dentro de la vidriera. Espera que se produzca ese milagroso cambio para que este país de una vez por todas, comience a ser lo que realmente se merece, y trata de no pensar en que nuestra clase política es un desastre.
En el caso de este gobierno, me gustaría saber que hizo a lo largo de estos últimos años. Qué hizo en el aspecto de la salud, la educación, la seguridad, el trabajo, infraestructura, etc.
NADA, no hizo nada. Solo se limitaron a que el tiempo pase y a negar situaciones o tergiversar datos. Si total un país con tantos recursos soporta cualquier cosa.
Por esto esparaba ese milagroso cambio, que la gente reaccione y piense en que tal vez dándole la oportunidad a otros dirigentes, la cosa podría cambiar paulatinamente.
Todo esto me hizo pensar en la importancia del voto, de mi voto, del voto de cada uno de los habitantes de este hermoso país.
Pero me equivoqué una vez más, me sentí estafado.
Con los acontecimientos vividos el pasado domingo, me dí cuenta de que no vale la pena. Nunca había visto algo así, falta de mesas electorales como para demorar el comicio (ellos alegan que la gente convocada para que integre las autoridades de mesa no se presentó), la falta de boletas, gente que llegó a emitir su voto y figuraban como que ya lo habían emitido (sobre todo personas muy mayores), gente que volvía a votar ( un conocido estaba por entregar su DNI al presidente de la mesa, y éste le preguntó al que estaba atrás de mi conocido; “qué haces “Cacho?”, y este le dijo: “Y hago de vuelta la cola....viste....”, y el presidente de mesa le dijo “Ah bueno”), gente que pedía boletas porque no estaba la de su elegido, y le contestaban “votá al que puedas”.
Yo tenía 10 personas adelante, y en 4 oportunidades salieron del cuarto oscuro para reclamar la falta de boletas, cuando entré, no había de la lista que quería votar, reclamé, y solo pusieron 4 boletas de este partido (por supuesto dobladas y boca abajo como para taparlas), cuando salieron las autoridades del cuarto oscuro, sólo se quedó el presidente y me dijo: ”sabés los que pasa flaco, las autoridades son todas del oficialismo”.
Todo esto se dió en la Capital y en el conurbano, no me quiero imaginar lo que debe haber sucedido en el interior del país.
En la TV y en la radio no paran de relatar todo tipo de artilugios creados para lograr una amplia victoria. Cosas que dan asco.
Pero no pasa nada, como siempre, no pasa nada.
A pesar de todos los avances tecnológicos, seguimos votando con el mismo sistema de hace más de 100 años. Seguimos sin darle educación a la gente y sigue el clientelismo político.
Si alguien puede, que me explique que les contesto a mis hijos cada vez que me preguntan sobre la democracia y para que sirven los políticos.